La
civilización azteca se originó en el norte de México, tuvieron su florecimiento
y desarrollo en Mesoamérica, porción que abarcaba parte del actual México
(aproximadamente desde el trópico de cáncer) y algunos países de Centroamérica:
Guatemala, Belice, El Salvador, Nicaragua y Honduras.
Cabe destacar que los
Aztecas formaron un importante imperio. Eran muy guerreros y dominaron a todos
los pueblos que habitaban en aquella zona. A medida que los sometieron, fueron
adoptando rasgos culturales de los pueblos subyugados, especialmente de los
Toltecas y Olmecas.
Se caracterizaron por tener un alto nivel de desarrollo
(Post Clásico), ya que en esta civilización surgen ciudades. La principal
característica fue el militarismo (el Centro de México es el escenario
principal de este periodo), lo que implico que los centros de poder no sólo
tenían un dominio económico regional a través del control comercial sino
también buscaban un sometimiento que consiguiera poner bajo su mando a pueblos
en condición de tributarios. Esto provocó un clima generalizado de rivalidades,
resistencias y agresiones, a partir de esto surgen guerreros profesionales, que
la casta militar tuviera gran poder social y político y que aumentaran
considerablemente los sacrificios humanos para dar un sentido sagrado a las
campañas de conquista y expansionismo.
Tenemos que recordar que el Post clásico está
marcado por las migraciones de grupos provenientes del Norte, agricultores o
cazadores-recolectores, llamados genéricamente chichimecas. Estos nómadas y
sedentarios llegaron al Centro de México, donde asimilaron formas de vida más
complejas a las de ellos y se incorporaron a la vida política. En algunos casos
llegaron a tomar el poder, gracias a su capacidad militar.